miércoles, 5 de junio de 2013

El fracaso escolar

Entendemos por fracaso escolar cuando un niño/a no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel pedagógico.

Muchas son las causas que pueden originar el fracaso escolar, pero entre ellas las más reseñables son los Trastornos de Aprendizaje y Trastornos Emocionales. Entre los primeros encontramos trastornos como DISLEXIA y entre los segundos la ANSIEDAD derivada de aspectos ambientales, sociales, educacionales, familiares, etc....

Son cada vez más los casos de niños y adolescentes con más cargas de asignaturas suspendidas desde cursos iniciales, y no es causa de una estricta evaluación del profesorado o de que el niño no se esfuerce y sea un vago, sino de un problema de fondo no resuelto.

“Mi hijo siempre ha suspendido alguna asignatura pero siempre ha conseguido pasar de curso con esfuerzo y con algún que otro profesor particular” - son algunos de los comentarios que se suelen escuchar-. Tiene su explicación. Las personas que sufren algún tipo de deficiencia (y todos tenemos ciertos aspectos que se nos dan mejor o peor) suelen utilizar recursos personales para adaptarse al medio, y por ello muchas veces van superando pequeñas barreras. En el caso de los estudios, muchos de esos niños con algún tipo de deficiencia en aspectos relacionados con el aprendizaje, van utilizando diferentes estrategias para lograr alcanzar los objetivos establecidos, pero a base de un gran desgaste y esfuerzo personal, que muchas veces por la inmadurez natural de desarrollo del niño, supone que al final se queme, se rinda y derive en abandono escolar porque ya no sabe qué más hacer para solucionar su dificultad. ¡Hay casos y casos!, pero no son adultos, y su naturaleza no está del todo preparada para afrontar retos que nosotros como adultos vemos normal. Todo dentro de un límite. Otro aspecto es el de recurrir a profesores particulares. En algunos casos funciona, pero si existe una dificultad de fondo, éstos no son la mayoría de veces capaces de identificarlo y solucionarlo.

A los niños con algún tipo de deficiencia hay que ayudarles de manera específica con una intervención personalizada y dándoles herramientas que le ayuden a conseguir, no con mucho más esfuerzo que al resto de niños sin esas dificultades, aquellas metas u objetivos educativos marcados  por etapa. Una Dislexia, un Trastorno de Atención, problemas de Lecto-Escritura, dificultades de Comprensión,  etc…y la  Ansiedad, pueden ser adecuadamente trabajados y que ello repercuta no sólo en una mejora significativa de los resultados académicos del niño/a sino también en una mayor satisfacción del profesorado, de la familia y, ante todo, de una mayor autoestima del niño/a y confianza que le haga crecer sano y fuerte para afrontar dificultades en la vida.

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